1. Img 9064 2. Img 8838alta 7. Hojas Cuaderno 3. Img 5311 2 4. Img 5550 5. Img 5563 7. Img59054 6. Img 6761 Copia De 19. Img59106 19. Img59119 20 21.Img59125c 30 31. Dsc5265 Img 9229 Img 9230 Img 9232 5 El Peso De Las Cosas 2




Cuando niña, mi abuela me contó que para que los paltos dieran fruto se necesitaba que hubiera al menos dos, para que se polinizaran mutuamente, y esa historia siempre me quedó grabada. Las macetas las hicimos de trozos restantes de distintas telas y usando como modelo una vasijita que había estado experimentando abrir, todavía cruda, con barro líquido que metía dentro (quedó como una flor vieja metida dentro de un herbario). Ese fue el primer ejercicio de aumento de escala. Los cerezos quedaron ahí, en el patio del taller, pololeando, mientras avanzaba con el resto. 

En “El peso de las cosas”, la investigación más reciente de Paula de Solminihac, la artista realiza un trabajo material que, en línea con su cuerpo de obra anterior, tiene tanto de experimentación en el taller como de experimentación cotidiana. Todas las operaciones aquí realizadas obedecen al trabajo con un orden alternativo a procesos comunes que terminan por dar un orden a la forma, siguiendo una intención más o menos determinada; y es que todas sus obras componen imágenes desde su descomposición, guiando hacia su posterior –y contingente– recomposición.

Proponiendo una nueva lógica a la de causa-efecto, de antes y después y a partir de los cambios suscitados a través de y por el tiempo, el método de obra de las piezas que arman esta investigación, en palabras de la artista, se superpone al problema del cual me ocupo: hablo de los ciclos y lo hago realizando operaciones cíclicas, en las que un estado lleva al siguiente, generando situaciones sucesivas de eterno reciclaje en las que nada se acaba ni se destruye y donde todo se transforma.

Dicha metodología, al igual que su operación artística en general, consiste en generar condiciones que desencadenen procesos de transformación, durante los que realiza distintos gestos de intervención alternados por períodos de observación, siempre desde una visualidad material. Así, sin un plan de trabajo definido, observa lo que aquellas situaciones sucesivas van produciendo, generando otras a partir de las mismas, en una pulsión creativa cuyo movimiento y efectos podrían proyectarse hasta el infinito.

En “El peso de las cosas” están presentes las mismas formas, materialidades y lenguajes que la artista viene utilizando a lo largo de su trayectoria. Se observan especialmente desplazamientos de la cerámica, del grabado y de la fotografía, replicando sus procedimientos habituales pero amplificando significativamente la escala de los objetos. De este modo, el montaje de las mismas está pensado para interrogar la jerarquía de las piezas y su relación con el espacio exhibitivo, cuestionando también las lógicas que determinan lo que es original y lo que es copia: en esta investigación, esas categorías quedan suspendidas y opacadas bajo el carácter cíclico del relato, que rehusa el pensamiento lineal, las oposiciones binarias y la claridad de los límites.

En este caso, las matrices se confunden con las impresiones, los moldes con las piezas, los envoltorios con lo que contienen, la arcilla con la tierra que la circunda. Aquí, las obras terminan por configurar restos que oscilan entre la descomposición y la realidad vital del tiempo circular que testimonian, temporalidad de una naturaleza que, indiferente a cualquier intervención, siempre está y siempre estará ahí.